El IMC se inventó en el siglo XIX, es un índice que permite evaluar la corpulencia de un individuo. Este índice es validado por la Organización Mundial de la Salud (OMS). También permite estimar los posibles riesgos para la salud.
El peso y la estatura son los dos valores para calcular el IMC. El cálculo es simple: corresponde al peso dividido entre el cuadrado de la estatura (IMC = peso en kg/estatura² en m). La cifra que se obtiene permite estimar la corpulencia y eventualmente el sobrepeso u obesidad en el adulto, hombre o mujer.
BMI proviene del inglés y es la abreviatura de Body Mass Index; IMC es la traducción al español y significa Índice de Masa Corporal.
Si el IMC es entre 18,5 y 25 está dentro de los valores “normales” o de peso saludable. Por debajo de 18,5, se considera que el individuo tiene un peso por debajo de lo normal. Por encima de 25, el individuo tiene sobrepeso. Y a partir de 30, se habla de obesidad.
• IMC < 18,5 kg/m²: peso insuficiente
• 18,5 < IMC < 24,9: peso normal
• 25 < IMC < 29,9: sobrepeso
• 30
El peso del individuo es demasiado bajo en relación con su estatura. Este bajo índice de masa corporal (IMC) podría ser la consecuencia de una patología, que puede exponer a una serie de riesgos para la salud (carencias, anemia, osteoporosis...).
El peso del individuo se adapta a su estatura. El IMC es totalmente normal, basta con mantener una dieta equilibrada, sin exceso de grasa, asociada a una actividad física regular para conservar un peso ideal.
El peso del individuo empieza a ser demasiado elevado en comparación con su estatura. A largo plazo, un alto índice de masa corporal (IMC) puede tener consecuencias para la salud. El exceso de peso aumenta el riesgo de diversas enfermedades.
El peso del individuo es demasiado elevado en relación con su estatura. Desde el punto de vista médico, la obesidad es un exceso de masa grasa que tiene consecuencias para la salud. Hay 3 grados de obesidad: la obesidad leve (de 30 a 34,9), la obesidad media (de 35 a 39,9) y la obesidad mórbida (más de 40).
Se utiliza la misma fórmula para calcular el IMC de un hombre y de una mujer. El sexo no se tiene en cuenta en este cálculo. De hecho, es uno de los únicos índices para los que se aplica esta regla.
Sin embargo, dependiendo de casos registrados, un IMC similar puede poner en evidencia morfologías diferentes. Es posible que un individuo delgado y grande presente el mismo IMC que una persona pequeña y con sobrepeso, por ejemplo. Del mismo modo, un hombre que practica una actividad deportiva intensiva y de fuerza presentará un IMC elevado sin tener realmente sobrepeso. El IMC masculino no es revelador en este caso.
El problema se plantea también en la mujer. Una mujer tiende a subir de peso en ciertas etapas de su vida (embarazo, menopausia). Por lo tanto, el cálculo del IMC de las mujeres no está indicado en caso de embarazo y, en algunos casos, en función de la edad del sujeto.
